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El 2 de febrero de 1916 con la Bula “Quae rei Sacrae” del Papa Benedicto XV, el entonces obispo de Comayagua, Mons. José María Martínez y Cabañas pasaría a ser Arzobispo de Tegucigalpa.- La Santa Sede creó en la misma Bula la diócesis de Santa Rosa de Copán y el Vicariato Apostólico de San Pedro Sula. A la muerte de Mons. Martínez y Cabañas, en junio de 1921, las cosas habían cambiado mucho en Honduras a nivel político y también a nivel eclesial. Políticamente la década del 20 fue muy convulsionada y Honduras se tiñó de sangre por las luchas fratricidas que protagonizaron las diversas facciones de los partidos. Nuevas congregaciones religiosas como los padres paúles, los capuchinos y los padres salesianos se habían afincado ya en la Arquidiócesis y estructuraban su misión con gran ahínco y con mucha santidad.
A Mons. Martínez y Cabañas le sucedió Mons. Agustín Hombach. Miembro de la Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl llega a Honduras en 1912 para encargarse de la dirección del Seminario Mayor San Vicente, que luego se transformaría bajo su impulso como Arzobispo en el Seminario Mayor San José. Fue ordenado Arzobispo de Tegucigalpa el 10 de mayo de 1923 y desde el inicio de su ministerio episcopal imprime gran dinamismo en la pastoral de la extensa diócesis que comprendía los departamentos de Francisco Morazán, El Paraíso, Valle, Choluteca, La Paz, Comayagua, Olancho y Yoro. Funda el “Boletín Eclesiástico” el 20 de mayo de 1923. En 1931 comienza a funcionar el nuevo Seminario San José. Convoca y celebra el I Sínodo de la Arquidiócesis de Tegucigalpa en 1931. El 23 de enero de 1932 inaugura el nuevo Palacio Arzobispal.
Muere en Tegucigalpa el 16 de octubre de 1932 en el Hospital General San Felipe. Fue enterrado el 18 de octubre en el interior de la capilla del Seminario San José, donde hasta hoy reposan sus restos. A la muerte de Mons. Hombach, los diversos intereses de la gente que estaba en el poder darán al traste con las pretensiones de contar con un nuevo arzobispo. Mientras el gobierno proponía un candidato, la nunciatura sugería otro nombre y en ese estira y encoje pasaron casi 16 años hasta que fue elegido Mons. José de la Cruz Turcios y Barahona, SDB como tercer Arzobispo de Tegucigalpa.
Mons. Turcios era originario del Municipio de Pespire, Departamento de Choluteca, y además era de la
Congregación Salesiana. Falleció el 8 de julio de 1968 en Tegucigalpa. Hombre lleno de Dios, será el gran impulsor de la construcción del Santuario de Nuestra Señora de Suyapa, cuya obra marcará su ministerio. Junto con su obispo auxiliar, Mons. Evelio Domínguez, hondureño del clero diocesano, dará paso al nacimiento de nuestra Radio Católica y de Cáritas Nacional. Mons. Turcios dejará la Arquidiócesis en 1962 y partirá a su país adoptivo: Costa Rica. Ese mismo año la Santa Sede designa como cuarto arzobispo al ocotepecano Mons. Héctor Enrique Santos SDB, que a la sazón se desempeñaba como obispo de Santa Rosa de Copán. Mons. Santos, partió a la casa del Padre en mayo de 2010, pero le correspondió vivir una época muy particular de la historia de nuestra Honduras.
Movido por el espíritu del Concilio Vaticano II, de cuyas 4 sesiones participó, impulsó la renovación eclesiástica. Propició que la Conferencia Episcopal Canadiense brindase su apoyo en la dirección del Seminario Mayor… que luego pasará a manos de los padres de las Misiones Extranjeras de Québec (Javerianos). Cada uno de los movimientos eclesiásticos, fuera de la Legión de María y la Acción Católica, se desarrollarán en nuestro país bajo su ministerio episcopal. La Renovación Carismática Católica, el Camino Neocatecumenal, los Cursillos de Cristiandad, los Delegados de la Palabra de Dios, etc., tuvieron en él un fuerte apoyo.
En 1978 la Santa Sede nombró como obispo auxiliar de la Arquidiócesis a nuestro Arzobispo Emérito Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, SDB. El nuevo obispo con su entusiasmo y dinamismo pronto se destacará a nivel nacional e internacional por su don de darse a todos por igual, su claridad moral y espiritual y sobre todo por su profundo amor a la Iglesia de la que se sabe servidor y guía. Después de un corto período en Santa Rosa de Copán como Administrador Apostólico será nombrado Encargado del Departamento de Juventud del CELAM para luego pasar a ser su Secretario General. Años después como Encargado de la Economía del mismo CELAM y como su Presidente, dejará su impronta claraen dicho organismo. En febrero de 1993 asume la dirección de la Arquidiócesis de Tegucigalpa.
Al servicio de la Santa Sede ha sido consultor de la Congregación para el Clero y miembro de organismos como la Pontificia Comisión para América Latina, el Consejo Pontificio Justicia y Paz, el Consejo Pontificio COR UNUM, la Secretaría del Sínodo de los Obispos, la Secretaría del Sínodo para América, la Congregación para el Clero, la Congregación para la Vida Consagrada, la Congregación para la Educación Católica, el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Coordinador del Consejo de Cardenales y presidente de Cáritas Internationalis.
Durante la primera mitad del año 2023 El papa Francisco nombra al nuevo arzobispo de nuestra Arquidiócesis al misionero valenciano José Vicente Nácher Tatay, perteneciente a la congregación de la Misión Padres Paúles, en sustitución del cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga. Monseñor José Vicente, emitió su profesión solemne en la Congregación de la Misión el sábado 20 de enero de 1990 y fue ordenado sacerdote el sábado 26 de octubre de 1991. Con 23 años en el país, habiendo llegado en el año 2000 como misionero, ha asumido cargos de suma importancia para el caminar de la Iglesia, fue párroco de la comunidad San Vicente de Paúl en San Pedro Sula del año 2000 al 2005, fue también párroco de la comunidad San José en Puerto Lempira por 10 años, significando este, un gran reto debido a las difíciles realidades para la evangelización y vivencia de la fe, en esta zona, fue Vicario Episcopal de la Mosquitia en la Diócesis de Trujillo, donde además, en ese año 2016 tan significativo para él, es nombrado como superior de la Congregación de la Misión en Honduras, adquiriendo el compromiso de pastorear y promover las vocaciones dentro de su congregación. Dentro de su clara filantropía para anunciar el reino, Monseñor Nácher, funda una radio parroquial con energía renovable procedente de la luz solar como medio de evangelización, de formación y de comunicación entre los habitantes de la región de La Mosquitia, compatriotas que carecen de acceso a internet o cobertura telefónica, iniciativa que aún se mantiene en la zona y que ha venido a dar la Palabra de Dios a muchas comunidades.
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